sábado, agosto 03, 2013

Santa Lidia de Tiatira o Filipos, Comerciante


Santa Lidia de Tiatira o Filipos, Comerciante 
Mayo 20 - Agosto 3

Etimológicamente significa “ habitante de Lydos”, en Asia Menor. Viene de la lengua griega.

Martirologio Romano: Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura, que fue la primera que creyó en el Evangelio en Filipos, en Macedonia, cuando lo predicó el apóstol san Pablo (s. I).

Esta joven ostenta el orgullo sano de haber sido la primera, juntamente con su
familia, de recibir la luz del cristianismo en el continente europeo.

¿Quién era esta joven?
Pertenece al siglo primero de nuestra era. Nació en el seno de una familia muy trabajadora en el comercio de telas y de púrpura.

La púrpura extraída de unos moluscos constituyeron uno de los mejores artículos para clase alta de aquella época. Su precio estaba por las nubes por lo difícil del trabajo y de su transporte de una parte para otra.


Frente a este mundo de consumo, no hay que pensar que ella apeteciera con avaricia el dinero o el intercambio por otras mercancías. Al contrario, el trabajo era para ella una forma de conquistar la santidad y de dar buen ejemplo según ordena la adhesión libre al Evangelio.

Lydia supo hacer un uso extraordinario de su riqueza compartiéndolas con los necesitados y con quienes trabajaban con ella.

Se sabe que llegó en una barco de los de entonces de la Grecia de Asia y se instaló en Filipos. La razón no fue otra que ser un buen puerto en el mar Egeo.

Era muy conocido en aquellos años por su magnífico comercio en tejidos y en púrpura.

Pero no fue la abundancia de piezas, ni la facilidad de transporte lo que a Lydia le engrandeció y le devolvió aún más la alegría que llevaba en su corazón de joven guapa.

Lo que verdaderamente le llevó a la gloria de su triunfo personal fue el encuentro con el apóstol san Pablo y el evangelista san Lucas, a la sazón predicadores del Evangelio por aquel tiempo en Grecia. Los Hechos de los Apóstoles hablan de ella en el capítulo 16,11.
Tanta fue la amistad que les unió que ella misma los invitó a que vivieran en su casa. Le dijo estas palabras:Si queréis aceptarme como amiga de Dios, venid a mi casa".
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Fuente: oremosjuntos.com

Martirologio Romano: Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura, que fue la primera que creyó en el Evangelio en Filipos, en Macedonia, cuando lo predicó el apóstol san Pablo (s. I).

Ser el primero en hacer algo es un modo seguro de hacer que tu nombre figure en el libro de los récords. La primera persona en dar la vuelta al globo. La primera persona en correr la milla en menos de tres minutos. La primera persona en llegar al Polo Sur. Lidia también fue una de las primeras. Su familia fue la primera en Europa en convertirse al cristianismo y ser bautizada.

Lidia era una comerciante de púrpuras. Eso podría no significar mucho para nosotros hoy en día, pero en el siglo primero eso significaba que era una mujer muy rica. Dado que el tinte de la púrpura se extraía con muchas dificultades de cierto molusco, sólo una elite podía permitirse tener telas teñidas de ese color. Una mercader que vendiera ese tinte tan extremadamente costoso era rica, se mirase como se mirase.
La riqueza se cita a menudo como uno de los principales obstáculos al crecimiento espiritual.
Se nos advierte que "es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los Cielos".

Eso no significa, sin embargo, que ser pobre te haga mejor automáticamente. Una persona pobre que acumula unas pocas posesiones no es mejor que una persona rica que acumula muchas.

No hay indicaciones de que Lidia abandonara su negocio tras convertirse al cristianismo. Pero hay muchas pruebas de que utilizó su fortuna sabiamente.
Entendió que el valor real de la riqueza reside en el modo en que la usas, no en cuánto tienes.
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Fuente: Mercaba.org

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