martes, enero 07, 2014

Evangelio Enero 7, 2014

Primera multiplicación de los panes
Marcos 6, 34-44.
Navidad.
Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo recibido en la misa sea nuestra fuerza para vivir una caridad y amor auténticos.

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 34-44

Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer». El les contestó: «Dadles vosotros de comer». Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» El les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver». Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces». Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.

Oración introductoria
Señor, ten compasión de mí. Ayúdame a aprovechar bien este rato de oración, incrementa mi fe para que pueda descubrir el redil sobre el cual debo caminar. Multiplica mis dones para que, esperando y confiando en tu misericordia, crezca en mi amor a Ti y a los demás.

Petición
Señor, que sepa descubrir las necesidades espirituales de quien está más cerca de mí y busque resolverlas.

Meditación del Papa Francisco
La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades.
Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús se fía totalmente del Padre celestial, sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta -esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios.
Luego toma los panes y los peces, eleva los ojos al cielo, pronuncia la bendición -es clara la referencia a la Eucaristía-, los parte y comienza a pasar a los discípulos, y los discípulos los distribuyen... los panes y los peces no se acaban, ¡no se acaban!
He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad. (S.S. Francisco, 2 de junio de 2013)..

Reflexión
Una de las manifestaciones más amables y expresivas de la misión mesiánica de Jesús fue la multiplicación de los panes. Se compadece de la gente pues andan como ovejas sin pastor. Jesús está cerca de los que sufren, de los que lo buscan. No está alejado del pueblo, sino en medio de él. Como nuevo Moisés, da de comer a los suyos en el desierto. Su amor es concreto, va a las necesidades particulares de cada persona, porque a cada uno nos ama como a su único hijo.

No sólo da de comer sino además predica el Reino, alivia los sufrimientos anímicos y los corporales. Y a la vez evangeliza. Tenemos un modelo bien cercano: el de Cristo Jesús, tal como aparece ya en sus primeras intervenciones como misionero del Reino, y como seguirá a lo largo de todas las páginas del evangelio. Siempre atiende a los que sufren. Siempre tiene tiempo para los demás. Nunca pasa al lado de uno que sufre sin dedicarle su presencia y su ayuda. Hasta que al final entregue su vida por todos.

El amor es entrega. Dios entrega a su Hijo, Cristo Jesús que se entrega a sí mismo en la cruz. ¿Cómo es nuestro amor a los hermanos? ¿Somos capaces de entregarnos a los demás? O ¿una vez que se nos acaba el fervor sensible decrece el interés por los demás? Que el Cuerpo y la Sangre de Cristo recibido en la misa sea nuestra fuerza y sostén para vivir una caridad y amor auténticos a nuestros hermanos.

Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para contemplar y agradecer su amor y cercanía.

Diálogo con Cristo
Señor, gracias por enseñarme el camino que debo seguir: vivir la caridad en todo momento. Ayúdame a abrir mi corazón para deducir lo que puedo hacer por los demás, no con mis propios talentos, sino poniendo éstos en tus manos, para que los multipliques y pueda, así, convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.
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Autor: Clemente González | Fuente: Catholic.net

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